Salí de mi casa un día con mi destino roto.
Lo que no sabía que al poco rato
me encontraría con el destino de mi vida.
Fuí a recoger una llave para hacer un trabajo.
Allí estaba él
alto como un mimbre,
tieso como un junco, cuerpo de juncal.
Blanco como el jazmín
y los labios como las moras
cuando están maduras.
El me miró y yo lo miré.
Me fijé en su pelo,
era bonito
pero no sabía de qué color era.
No era rubio ni trigueño.
No tenía el color
de un campo sembrado de trigo.
Me acordé del arco iris,
pero su color tampoco estaba en él.
Me quedé mirándo
y no supe de qué color podía ser.
El se azuzó con la mano el pelo
y yo dije :
¿Quién se lo pudiera oler?,
pero después se lo movió el viento
y celosa me puse de él.
Yo me dije :
¿Por qué me pongo celosa si lo acabo de conocer?
Entonces ya pude ver su color,
era su pelo color de la miel.
Se me aceleró el pulso
cuando me miró otra vez
y entonces le vi bien.
Desde ese día ya no nos separamos
vinieron, nubes, nubarrones
y tormentas también.
Treinta y tantos años llevo con él
con nuestras nubes, algún nubarrón,
pero ninguna tormenta importante
por la que nos dejáramos de querer.
Como no quiero que lo toque el viento
a cortarle el pelo empecé.
Un día sobre la toalla un menchón cayó.
Asombrado me dijo :
¡Niña!, ¿así tengo el pelo yo?
Me dio un vuelco el corazón
porque le tuve que contestar :
"Cariño, eso es la edad"
A lo que respondió:
¿tan blanco tengo el pelo ya?
Yo cogí el mechón de pelo y lo guardé
para verlo mejor a solas.
Así lo estuve mirando
y me pasó otra vez.
No sabía de qué color tenía el pelo
no era blanco ni gris,
era plateado.
"Qué bonito", dije para mí.
Era de noche y me asomé a la ventana.
Mi marido me dijo :
¿Qué miras?
Y contesté :
El mar.
Estaba sereno como es él.
El mar estaba plateado
porque la luna se miraba en él.
Yo le dije a la luna :
Miras al mar porque tiene el color del pelo de él.
Ahora ya sé como lo tiene.
Plateado, fino como el hilo de la plata.
Que lo mismo se puede tejer con él
una fina red que una mantilla de mujer.
Pero ahora después de amarlo tantos años.
Yo sigo viéndole el pelo
color a miel.
Tu esposa.
Mª Luz Vergara.
Es una de nuestras componentes del taller y de la asociación, para mí es una mujer admirable, yo de mayor, quiero ser como tú mi querida amiga.
Lola Padilla.